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5
tn
la historia de
la
ci e ncia filo sófic;:i. Pe ro es
cierto tambi é n qu e con es te e ncadenamien to
de meros conceptos, la realidad qu eda falseada
á
tal ext remo, qu e pocos sistemas. considera–
dos bajo e l aspecto de la expe ri e ncia, de la
verdad pvsiti va . son más débiles, más pobres
y
má
escasos el e
obse r vacio1~e s
natur;il es que
el
panteísmo g eomé tri co ele
pinaza.
Alca nzando
t i
último té rmino
de la abstrac–
ción me tafí sica , qu e se agitaba
reñic.lacon
la
rea lidad y
la
ex pe ri encia. e ra necesario in–
tentar la co nciliació n <l e <:stos dos factore .
Clll
amenazaba n sepa ra rse definitivamente. Apáre–
ció e ntonces
L
ibnit z, el genio más sim¡ át ico
de la filo so fi a mode rn a. porqu e
r presenta el
g-e ni o e.l e la armoní a.
quel sabio
~. ra
tan
pro–
fundo ma temático
y
natur;ilista como filósof'1.
todas
las ciencias las había reciüido s11 espí ·
ritu con e l más solíci to int rC::s. Amaba tanto la
!·ea!idacl .y la expe rie11cia, corno la
e.
peculacion
y
la id
~a lid ad;
y
todos.
us
esfuerz
s,
á
los que
daba e l modesto nombre
de
e11s11ros,
con µiran
á r ali zar e l prin cipio
el·
armonía
qu~
h
bía
aprendido e n sus íntima.
comunicacione" con
los antiguos
filó.
oC s de la :abia
recia. La
a rmonía
n
.1
mund o. la armonía
n
b
cien–
cia , tal
.
l
pt>n . amiento . ublime
que
guían
los trabaj os de
L
ibnitz. En filosof1a, la armonta
J 1 .
¡iíritu
·ri s ti a no le • anto Tomá., con el
ideali smo
d
es arte.,
y
el ideali . mo <Yriego
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