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un a
y
otra no vie ne n
á
se r s in o Dios,
ya
sea
considerado en su esencia ó e n s us niodilicacio–
nes. Si el mundo no fuera e l mi smo Dios modi –
ficado y localiiado, te ndrí amos e l absurdo de
que fo é creado ele la nada
(
e;c mlú!o
mlul
).
Existiendo sólo Dios, desaparecen las causas
finales, para ser reemplazadas po r las
n ece~a
rias; pues Dios ob ra con la mi sma neces id ad
absoluta con que exis te. S i las ca usas son ne–
cesarias tienen que se r también
fatale~:
de aquí.
en la filosofia ele Sp in nza un fatalismo absoluto,
ciue lo extiende, sin el menor reparo, á la moral.
S i Dios es todo,
el
objeto de ella
d~_be
se r e l
<"]Ue el hombr e conozca y se ace rqu e
á
El, pa ra lo
que tiene que comba tir con sus pasiunes; de las .
que, por otra parte, j amá:-:. puede libra rse. Ellas
se reducen á dos: placer
y
dolor; y la libe rtad
relativa del hombre reside e n e ntrega rse
á
las
pasio nes que le proporcionen mayo r placer. D e
és tas. la que rea li za plenamente tal fin
y
cons–
tituye el bien s upremo es la que nos e nse ña n á
ama r
y
contemplará Dios, única realidad ex is–
tente.
Spinoza pues, obrando sob re la misma h1a–
teria e n que. l\lalebranche fortaleció s u
pr~n
samie11to, pero observándola . bajo o tra pers–
pectiva; ideó una metafísica que como construc–
ción lógica es perfecta, desde el mome nto en
que se acepte su primera afi rmac ió n. .Nadie ha
alca nzado la exactitLKI ma temá tica ele es te fi–
lósofo, cuyas doctrinas se hayan ta n ri g- urosa–
mente expuestas, que no hay otras que fasci –
nen, con m;;.s peligro,
á
la razó n pura. Es el
mayor esfuerzo lógico que é:;ta ha realizado