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crea
á
su vez, aunque por opuesta dirección,
un s is tema filosófico ig ualmente dogmá tico .
Probada la exis te ncia ele Dios por la idea d e
lo perfecto, del origen de e:; ta ti)isma id ea, d e
ld infin.ito
y
d~I
principo el e ca us::tlidad
(r),
D e- s–
cartes quiso sa lva r luego el dualismo absoiuto
qu e s urgía e ntre
t~ l
Ser Supremo, pe rfec to
é infinito ,
y
el mundo, imperfec to
y
finito; re–
lac ionándolos por medio ele
la voluntad crea–
dora de Dios. Pero es to no era s ufici e nte; pues
por más que Descartes comparara á Dios
y
al
mundo con e l obrero
y
s u obra, una vez conclui–
da és ta, qu edaba ella in<l e pe ndi e nte d e su autor;
puesto que no parti cipaba .ni ele su substanci a ni
de sus atributos; lo que p·ugnaba por otra par–
te con la id ea ele lo l11finito que concebía D es–
ca rtes e n Dios. A dos recursos apeló entonces
e l filósofo para obviar es tos inconvenientes: El
uno, e l ele la creación continua de tocios los
se res
y
de todos s us movimi e ntos por Ja vo–
tuntad divina;
fijándose asi una relación
in ~
disoluble:
y
p,e rpe tud. ele causa
y
e fecto e ntre e l"
c reador
y
s u creatura.
El
otro.,
y
á pesar el e
que, categó ricamente , en muchos pasages d e
sus obras reconoce D esca rtes e n
el'
mundo la
idea ele substancia; fu é e l de d efi nir és ta por Jo
que s ubsiste por sí mi smo; negando d e un mo–
do implícito la
r ealidad s ubs ta ncial d e seres.
que deben su existe ncia no sólo e n un mom e n–
to dado, sino incesa nte me nte, á un S e r Supe–
rior, del que dependen.
Es .
verdad qu e D es–
cartes no d ed ujo ni hubi e ra querido jamás el e-
(1)
Discurso del método )· Meditac iones fil osófi cas.