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tento preconcebido guió en esta elección
a
Descartes: Haciendo residir eh el pensamiento
el ú1iico criterio de· Vf::rdad, proclamando luego
la autoridad de la razón, creía poder elevarse
directamente
á
los conceptos metafísicos,
.á
hs
unidades abstr;lctas,
á
fiil
deducir luego
(1e
ellas ·toda
la
cienda filosófica. Bacón no se ha–
bía ocupado · del método deductivo.
Descart~s
lo rehabilita bríllantemente. Establecer el mé–
todo deductivo, ·sobre
la
base del pensamiento
observado por la conciencia, tal es t.n resumen
el propósito
y
la fi!osofia ele Descartes.
Pero su primera afirmación era débil, por no
tlecir falsa: no se puede deducir del pensamien–
to la realidad, si antes no se reconoce Ja exis–
tencia de ese mismo pe11samiento; la realidad
no puede ser creada por un concepto ideal ,
abstracto; sin9 por una actividad existente.
Deducir, pues. la existencia por su idea es, se–
gún lo indica Kant, tomar el encadenamiento
lógico ele los conociniientos por el orden ele
sucesión de los hechos.
Este reparo, que con tanta tenacidad se hace
á
la filosofía 'ele
D~scartes,
no es un mero e·rror
dialéctico, combatido por t!spíritus intransigen–
tes, que se satisfacen en encontrar los defectos
ele detalle en. las iluminaciones de! genio; sin o
que es el error trascendental expli cando t0dos
los vicios que desfiguran la filosofía cartesia tla.
No satisfecho aún con su criterio subjetivo.
Descartes intenta dar un valor objetivo
á
nuestros conocimientos;
y
rec~1rre
á su conoci–
da prueba de la
veracidad divina,
que, aun–
q~e
representando una deduc_ción dogmática ,