DOS PALABRAS
El entrañable amor que siempre hemos
pro~
fesado á la
Tipograna- ~desde
luengos años que
ejercemos este .
~ivino
arte, nos ha impulsa.
do
á
escribir la preseote oorita, con el deseo
de rendir nuestro pequeño
Y.
justo homenaje
de admiración hácia el inmortal Guttemberg,
y
recordar á la vez los nombres de sus dignos
colaboradores, que tan eficazmente han con–
tribuido al perfeccionamiento
y
propagación de
est~
sublime invento.
Ni la gloria que Alejandro el Grande con–
quistó con sus proezas, ni la que Julio César
adquirió por sus hazañas, como tampoco la
qu~
obtuvo el Gran Capitan del siglo por su
heroísmo, son comparables á la gloria que el
ilustre Guttemberg ha adquirido con su gran–
dioso descubrimiento : porque aquellos hom–
bres célebres que, hipotéticamente hablando,
no han dejado de ser unos tiranos opreso–
res, han conquistado su fama derramando la
sangre de millares de víetimas; mientras que
Guttemberg aparece ante la
Histori~
como el
regen~radqr
de
1~
Idea, pues
que
la
Imprent~